Corría la década del 40 cuando este ignoto joven americano sorprendió al mundo con este film, que es su ópera prima, sin precedentes en su forma narrativa. Este joven no es otro que el siempre genial y controvertido Orson Welles, el mismo que 3 años antes de estrenar su primera película puso al aire una adaptación radial de “La guerra de los mundos” (*) de H. G. Wells con un realismo tal que provocó el pánico de sus oyentes pues logró convencerlos de que la Tierra estaba siendo invadida por marcianos. Fue también su nombre el que circuló como uno de los posibles implicados en el brutal crimen que conmovió a Hollywood allá por 1947, el de Elizabeth Short, una joven aspirante a actriz, crimen que nunca fue resuelto, lleno de interrogantes y que en 2006 Brian Di Palma intentó narrar en su film “La Dalia Negra (The Black Dalia)” (que a grandes rasgos versa sobre este asesinato).
Ya habiendo contado un poquito de la historia del director y para comentar ya algo de la película que nos atañe, diremos que Orson Welles alcanza en el “El Ciudadano” un nivel de perfección impactante en la sumatoria de partes que hacen a un gran film (guión, dirección, actuaciones, fotografía y demás condimentos fundamentales) que ya no podrá volver a repetir en su posterior filmografía. Un dato impresionante es que contaba sólo con 26 años cuando dirigió, guionó y, por supuesto, representó el papel protagónico en el film que comentamos.
Un verdadero tesoro, de casi 2 horas de duración, durante las cuales el espectador estará sumergido en la intriga y adrenalina que el film propone, para despachar con un final inigualable, que deja en uno, por largo rato, el gesto de sorpresa y admiración que lleva a preguntarse sinceramente: “¿Cómo hizo esto?” Obviamente, respuesta no tengo, pero le estoy agradecido.
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