lunes, 9 de mayo de 2011



Duilio, el justiciero de fobal

Debemos comenzar este relato aclarando que persigue como objetivo primordial el de dilucidar –mediante una exhaustiva revisión histórica de los escasísimos documentos hallados en Argentina– si Duilio, alias “el justiciero de Olavarría" existió realmente (como muchos mentirosos sostienen) o si, en realidad, fue un mito popular (como otros tantos mentirosos abogan).

Para algún distraído, Duilio fue un estoico que batalló sin cesar durante la década del 30’ contra las muchas injusticias del fútbol, en una época en la que pocos se animaban a pronunciar la frase, hoy popular: "En el fútbol no gana el que merece, sino el que mete más goles".

Los datos que poseemos nos permiten aseverar con relativa certeza que era de Olavarría, incluso dos personas sostuvieron esta evidencia de forma muy convincente (su madre y su padre). No por esto podemos pasar por alto un verso hallado en 1969 en un rapistan del bar "Sorondo"[1], del poeta y metalúrgico Esteban Caramelino, quién en esta simple prosa nos siembra la duda:

"Duilio, tu grato nombre cito

noble cual Paturuzito...

Tu justicia caló hondo,

cuando salvaste a Huaico Hondo,

Mereces la mejor sandía,

por la proeza del aquel día...

Duilio, nuestro justiciero

el nacido en Santiago del Estero."

Los malintencionados de siempre sostienen que sólo buscó la rima fácil y que ignoró el rigor histórico, pero no le daremos cabida a semejante crueldad.

Aclarado su origen, pasaremos ahora a la revisión detallada de sus acciones.

Carta de Roberto Santandrea a Tincho Posse (Diciembre de 1929):

"Caro Tincho,

Espero que mi exaltación no contamine la escritura pero lo que presencié ayer fue digno de relatar. Luego de 2 largos meses de sequía, ¡volvimos a ganar un partido! Ganábamos 1-0 mereciendo golear cuando en el último minuto el árbitro pita un penal inexistente (después se supo que le dieron 13 gallinas ponedoras).

Cuando el 9 de ellos estaba a punto de rompernos el arco, sale de entre los maizales de atrás del arco una figura que, cuando el 9 patea, se le tira a los pies ¡Quedándole la pelota enganchada exactamente entre los huevos y sus dos piernas! Este héroe anónimo aguantó mudo la embestida, se puso de pie, con cierta dificultad, y sin hacer retención de pelota, salió jugando con el 4. La ovación no tardó en llegar…Quisimos premiar su valentía, pero luego de salir jugando se escabulló súbitamente por los maizales de los que había emergido minutos antes.. El ruso Sandoval difundió por el pueblo el rumor que desde los maizales se oyó el grito: “¡Qué dolor!”, pero para mí son puras mentiras, todos saben que el muy cuatrero es hincha de la contra. En el pueblo también se rumorea que fue una aparición…el tiempo lo dirá, ¿no?

Un gran abrazo,

Roberto.

PS: La Navidad la paso con la familia Beltrán. Perdonáme, pero habrá lechón."

El fundamental aporte de esta misiva, más allá de sus muchas imprecisiones, radica en que es el primer documento encontrado hasta el momento en el que se menciona la intervención de tan particular figura.

El siguiente documento con el que contamos es este artículo del periódico “La voz de Beccar” (julio de 1933) cuyo descriptivo título fue: “Escándalo y justicia en un clásico siempre diferente”. Extracto del breve artículo:

“El resultado parecía puesto, Salguero Fútbol, para el delirio de sus simpatizantes, buscaba con devoción un empate que reconociera su esfuerzo, pero el tan deseado 5 - 5 parecía misión imposible. Sus injustas 2 expulsiones no impedían a los muchachos lanzarse con bravura a la portería del contrincante. El rival, Burzaco FC., parecía tener todo bajo control… Hasta aquel inolvidable córner izquierdo… El esférico surcó el neblinoso cielo de Beccar y apareció el milagro: de entre las muchedumbres apareció una figura esbelta que palomita mediante, clavó un formidable golazo. El autor de la fenomenal acrobacia se perdió rápidamente entre el gentío que se dividió prontamente entre agresores y fascinados seguidores. Pese a los grandes esfuerzos de la policía local, no se dio el paradero de este misterioso y formidable cabeceador anónimo y preciso.”

Los aportes más valiosos de dicha nota son que se describe por primera vez a su figura como esbelta, se da una ubicación geográfica del hecho y ahora se sabe también, que es un gran cabeceador. Sigamos…

Entrevista de un diario local a Rodolfo Suri – Etruria, año 1985.

Periodista: - Rodolfo, ¿Usted conoció a Duilio?

Rodolfo: - No señor. Yo fui perjudicao por el desgraciao ese… pero ni la cara le vi…

Periodista: - ¿Nos puede contar?

Rodolfo: - Claro que sí… Corría el año 1936, estábamos jugando en el polideportivo comunal de Etruria, acá nomá, a 5 cuadras, yo tenía 17 años…Lo recuerdo perfetamente, jugábamos barrio “Cune” contra barrio “Peña Mensana”. Los partidos eran al primero que llegaba a los 10 goles, no tenían horario de fin. Esta vez el partido se hizo largo…sin luz artificial a las 23 hs ya no se veía casi nada. Y jue más o menos a esa hora cuando vino la jugada desgraciada…que yo no me olvido má… aproveché que ya no se veía nada y cuando me tiraron un pelotazo lo pisé al 2 de ellos. Me iba solito pal gol hasta que sucedió lo que todo el mundo sabe…

Periodista: -¡Qué le pasó!

Rodolfo:- Sentí una juerza que mi tiraba del chort hasta que re depente alguien me barre y me tira al diablo mi’jo… usté no sabe el susto que yo me di, porque no había un rival ni a 30 metro mío!

Periodista: -Que bárbaro lo que me cuenta…

Rodolfo: -Y ese no jue todo el castigo…el muy desgraciao le tira un pelotazo milimétrico al 9 de ellos que no tiene mas que empujarla al gol…y nos ganan 10 a 9, sabe lo que jue para mi ese momento? Del trauma, no jugué más al fultbo. Tengo 2 razones para pensar que esa intervenció no jue humana, la paráloba que hizo el pelotazo y por lo sombra que alcancé a ver, demasiao chico pa tanta juerza…es todo lo que le puedo decir y ahora déjeme termina mi codeguin.

Periodista: - Le agradecemos mucho el testimonio, hasta luego.

Podemos concluir del análisis de esta jugosa entrevista, en que se hace presente lo fantástico, que en los tiempos de Duilio, hasta en situaciones de extrema oscuridad, la justicia podía prevalecer.

Y pasamos ahora al último y definitivo testimonio del que se tiene noticias:

Año 1939- Breve texto tallado en un banco de plaza de Quitilipi (Chaco): “Estoy cansado… hasta acá llegué, al unísono se acabó mi presupuesto y energía. Que los caguen, me largo.”

Y aunque no tiene firma, podemos deducir que esta fue la triste despedida de Duilio, dado que coincide este desgarrador testimonio con la desaparición de aquellos actos heroicos. No hubo más noticias de el.

Haremos justicia poética en nuestra conclusión y diremos que aunque no estamos en condiciones de asegurar si existió o no fue más que una “luz mala” en el fútbol amateur, sí podemos confirmar que no pasó desapercibido y que sus memorables intervenciones quedarán en el recuerdo futbolero colectivo por siempre.


[1] Cuyo memorable eslogan era: "Compartí minutos y minutas, entre amigos...".

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