martes, 11 de marzo de 2008

Cowboy de medianoche - John Schlesinger (1969)

11/03/08

“La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas.” – Aristóteles

Aquel sábado por la tarde me vi invadido por esa fuerza inexplicable, que muy ocasionalmente nos ataca, de tener la necesidad de ordenar algo. Así fue como después de pasearme durante un rato por la casa, encaré con decisión una gran cajonera repleta de objetos, de esas que todos tenemos. Como todos sabrán, esta necesidad de ordenar suele esfumarse ante la curiosidad de sumergirse en antiguas cosas…y siempre hay novedades entre las cosas viejas…y es así como muchas veces aparecen cosas, que el mismísimo Nostradamus dudaría en afirmar su origen. Así fue como apareció este apunte de grandes pelis, entre papeles de chocolates, un tablero de ajedrez y fotos nostalgiosas.

Fue en este apunte que di con “Cowboy de medianoche”, ya en un principio me atrajo la imagen que propone el título, hasta antes de leerlo, hubiese jurado que no hay cowboys a la medianoche, siempre estan a pleno sol, sudando y bien dispuestos a tirotearse con algún enemigo de turno.

El film, enmarcado en una clara estética setentosa y acompañado de una banda de sonido muy acertada, cuenta con dos actuaciones formidables, la de Dustin Hoffman (que había dado su gran salto a la fama dos años antes con aquella memorable cinta: “El graduado”) y Jon Voight (padre de Angelina Jolie, no porque este haya sido su mayor aporte al cine, pero si para poder facilitar el recuerdo de alguien que lo desconozca).

Esta desesperanzada historia versa sobre un joven texano, demasiado abrumado e inocente para tomar decisiones lúcidas, que un buen día decide cambiar la realidad que su triste destino hasta aquel entonces le ofrecía; es así que emprende un viaje (¿paradoja del “sueño americano”?) rumbo a Nueva York, la gran ciudad. Estaba animado por una particular teoría, que lo inducía a creer que podría ganarse la vida fácilmente ofreciendo “su virilidad” a las mujeres. Nada resultó ser como lo planeado y al poco tiempo, se encontró sin nada e indefenso ante la hostilidad de una ciudad extraña. Instalado ya en esta difícil situación, conoce a Rico (Dustin Hoffman), un hombre de la calle, curtido y conocedor de todas las artimañas necesarias para sobrevivir en las más difíciles circunstancias de la vida. Su amistad poco a poco va creciendo: comparten sueños, se escuchan, se necesitan y, aunque a veces cueste distinguir quién es el más apto, se ciudan mutuamente. Y como era de esperar para esta gran historia, cuenta con una final tremendamente duro, cargado de emotividad…hermoso por la dignidad de estos dos personajes, sumamente queribles y entrañables.

“Cowboy de medianoche” es una historia de Amistad (sí, así, con mayúscula), conmovedora, febril, dolorosa y posible, por eso conmueve.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

BUENO ES EL TERCER COMENTARIO,NO LOGRO QUE ENTRE,JA,JA.EXCELENTE!!!ESEPRO MAS!!!SUSANA.

Anónimo dijo...

Hola Leni! Me has dado de mirar la peli, pero últimamente tengo tan poco tiempo! Suerte que ya vienen un poco de vacaciones...Me he sentido muy identificada con ese afán ordenador del que hablás, que se acaba esfumando ante el sentimiento de curiosidad por nuestras antiguas "chucherías". Me pasa mucho!! Un abrazo enorme!!!